El 2 de noviembre, Día de Muertos, es una de las celebraciones más significativas en México. En esta fecha, los aromas del pan de muerto recién horneado se mezclan con las flores de cempasúchil, el incienso y las velas que iluminan los altares dedicados a quienes ya partieron. Pero también es un día para celebrar la vida, recordar con cariño y compartir sabores que nos unen.

Y entre esos sabores, nada como acompañar el pan de muerto con una copa de vino espumoso: una combinación que equilibra dulzura, frescura y celebración.

Una tradición que evoluciona con sabor

El pan de muerto, con su forma circular que representa el ciclo de la vida, suele tener notas a azahar, mantequilla y azúcar. Su textura es suave y su sabor reconfortante, perfecto para disfrutar con familia y amigos.

Hoy, muchas personas buscan elevar este momento con un toque especial: un maridaje con vino espumoso, ideal para resaltar los aromas y suavizar el dulzor del pan.

El maridaje perfecto

Un vino espumoso brut o semiseco es el aliado ideal del pan de muerto. Sus burbujas limpian el paladar y su acidez equilibra el azúcar del pan.
Aquí algunas sugerencias:

• Brut Nature o Extra Brut: si el pan es tradicional, con poca azúcar.

• Demi-Sec o Moscato: si el pan tiene relleno de nata, chocolate o crema.

• Rosado espumoso: excelente opción si hay toques de frutas o guayaba.

Además, los espumosos elaborados con uva Macabeo, Parellada o Chardonnay aportan notas florales y cítricas que armonizan con el toque de azahar del pan.

Un brindis por quienes recordamos

El Día de Muertos no solo es un homenaje a la memoria, sino una fiesta que celebra la vida con alegría.
Brindar con un vino espumoso es una forma de decir: seguimos compartiendo momentos, aunque estén lejos.

Así que este 2 de noviembre, enciende tus velas, corta una rebanada de pan de muerto y sirve una copa bien fría de vino espumoso.
Celebra, recuerda y brinda. Porque en México, el amor y el sabor nunca mueren. 🇲🇽✨